~"Somos la parte olvidada en la construcción de la Memoria Colectiva"~
"La Memoria no se nutre de olvidos ni olvidados"

martes, 25 de noviembre de 2008

Primer Petitorio: 15-08-07

Este es el texto del primer petitorio a nivel nacional que se le hizo llegar al entonces Presidente Néstor Kirchner.
O mejor dicho: éste es el texto que desde un mes y medio antes venía siendo consensuado por todos. El 15-8, cuando llegamos a Buenos Aires, nos habían cambiado la bocha... pero ésa es otra historia.


Buenos Aires, Miércoles 15 de Agosto de 2007.



Al excelentísimo
Señor Presidente de la Nación Argentina
Dr. Néstor Kirchner.
Presente.



De nuestra consideración:
Los abajo firmantes, en representación de las Asociaciones y Agrupaciones de Ex Soldados Conscriptos de todo el Territorio Nacional del país comprendidos entre las clases 53/54/55/58 y 59, respetuosamente nos dirigimos a Ud. por intermedio de la presente con el propósito de solicitarle, en su calidad de Titular del Poder Ejecutivo de la Nación, que impulse el tratamiento en Comisiones, sanción y definitiva promulgación del Proyecto de Ley cuyo expediente 3410-D-2006, publicado en Trámite parlamentario Nº 75, del 21 de Junio del 2006, e iniciado por los diputados del Frente para la Victoria Susana Eladia Díaz, Graciela Hortencia Olmos y Juan Arturo Salim, se encuentra paralizado en la Comisión de Hacienda y Presupuesto de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Como ya es de su conocimiento, Señor Presidente, el citado proyecto concede el merecido reconocimiento, reparación y otorgamiento de una Pensión Vitalicia y Obra Social, por los años en que las clases arriba mencionadas debieron cumplir con su Servicio Militar Obligatorio, en el marco del desarrollo del ‘Operativo Independencia’ en nuestro país, entre los años 1974 a 1978.
En aquellos años, cuando arreciaba la violencia política, los funcionarios del gobierno de turno recurrieron a un decreto presidencial que instauró el Operativo Independencia en todo el país. Y hacia la lucha fraticida que con él se desencadenó, fuimos empujados miles de conscriptos a lo largo y ancho del país, en una movilización continua y sin precedentes en la historia nacional, que abarcó a todas las Fuerzas Armadas y todos los destinos.
Allí cuando las autoridades constitucionales de la patria nos necesitaron, allí fuimos los conscriptos a poner el pecho con tan sólo 20 ó 18 años de edad, en una lucha que no entendíamos, y que fue el preludio y se prolongó mucho más allá con el Golpe Militar; e incluso algunas clases, fueron reincorporadas y movilizadas frente a un nuevo e inminente conflicto bélico con Chile, por la soberanía del Canal de Beagle. Y no conformes, después vino Malvinas.
En estos trágicos acontecimientos de nuestra historia, el miedo y la confusión eran moneda corriente para todos los miembros que integraban el tejido social, sean conscriptos o civiles. No sólo no estábamos exentos de ello, sino que éramos los más vulnerables: nos tenían ahí: no tenían que salir a buscarnos por las noches. Estábamos ahí: con todo el día y la noche para que nuestras mentes fueran manipuladas de forma que tal, que no teníamos opción de elegir entre hacer o no hacer, sufríamos las mismas consecuencias que las padecidas por los detenidos: torturas, denigración, privación de la libertad y tantos otros tormentos que entonces se utilizaban de forma indistinta tanto con quienes pensaban distinto, como con quienes teníamos un origen distinto y civil.
Sabemos de los mártires que desaparecieron entonces, y también sabemos de los conscriptos desaparecidos, o ‘desertados’, ya que ése era el término que describía el destino y la permanente ausencia de un camarada. Sabemos que a los primeros, numerosos homenajes se les han rendido, como también se han reivindicado sus nombres e indemnizado los males económicos causados. Al igual que a los detenidos sin causa, los atormentados y torturados, los exiliados. Los ex conscriptos, somos la carga que le falta a la balanza de la justicia, para que pueda perpetuar su equilibrio, y la venda sobre sus ojos pueda continuar teniendo sentido.
Para aquellos, y también para nuestros hijos y nuestros nietos, es que mantenemos viva la llama de la Memoria. Y felicitamos a Usted, Señor Presidente, por las iniciativas de vuestro gobierno en ese sentido. Para que las generaciones que nos sucedan puedan vivir en un país de paz, y nunca más un joven argentino sea obligado a empuñar un fusil contra sus hermanos.
Nosotros, Señor Presidente, en esta lucha que nos moviliza, empuñamos también la Historia. No confundimos Memoria e Historia: “La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado, difundido por quienes experimentaron aquellos hechos o creen haberlo hecho. Por naturaleza es afectiva, emotiva, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación. La memoria depende en gran parte de lo mágico y sólo acepta las informaciones que le convienen. La historia, por el contrario, es una operación puramente intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos. La historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros. A partir de esos rastros, controlados, entrecruzados, comparados, el historiador trata de reconstruir lo que pudo pasar, y, sobre todo, integrar esos hechos en un conjunto explicativo... La historia no puede ser dictada por los legisladores, ni escrita a partir de la memoria. Eso sucede sólo en los países totalitarios, no en una democracia”. Estos párrafos, tomados del historiador y académico francés Pierre Nora, son más que concluyentes cuando decimos que es la historia de aquellos años la que sostiene y apuntala el merecido reconocimiento que reclamamos.
No podrá decirse, señor Presidente, que tan sólo la memoria de lo vivido en aquellos años por los ex conscriptos no constituye suficiente mérito para que se conceda el reconocimiento y reparación que reclamamos. La historia, implacable y desapasionada, indefectiblemente nos avala.
Si tomamos una serie de documentos a los que Argentina suscribe, o son propios de la Nación, como los que citamos a continuación:
• La Convención de Ginebra de 1949.
• El I Protocolo Adicional a la Convención de Ginebra.
• El II Protocolo Adicional a la Convención de Ginebra.
• La Convención Americana sobre Derechos Humanos; Art. 5°, Incisos 1 y 2.
• El Pacto de San José de Costa Rica.
• La Constitución Nacional Argentina, Art. 14 bis, última parte.
• La Constitución Nacional Argentina, Cap. 3°, "Atribuciones del Poder Ejecutivo", Art. 99, Inciso 6.
Y si ahora entrecruzamos los textos de estos citados documentos con los acontecimientos históricos acaecidos en aquellos años, haciendo una lectura concreta y desapasionada de los mismos, concluiremos en que los reclamos que venimos efectuando las distintas Agrupaciones de ex conscriptos de todo el país, tienen una legitimidad irrefutable, que sólo por capricho, desinformación o negligencia, se puede ignorar. Tal como está ocurriendo con nuestro proyecto en la Cámara de Diputados.
Memoria e Historia, Señor Presidente, son los dos ejes que mantenemos vivos en esta lucha: por nuestros hijos, por las generaciones venideras, por el futuro, por que Nunca Más haya excluidos del ‘Nunca Más’. Por lo que nos corresponde por el derecho que nos asiste.
Por haberlo vivido en carne propia, le tememos –y mucho, Señor Presidente- a aquel viejo axioma que reza: “Los Pueblos que olvidan su pasado, están irremediablemente condenados a repetirlo”. Somos la parte olvidada de un pasado que aún duele, y eso, Señor Presidente, multiplica el dolor... mantiene abiertas las heridas...
Como ocurrió con toda la sociedad, hemos aprendido mucho en materia de Derechos Humanos en estos años de Democracia, y desde nuestros 18 ó 20 años hasta ahora. Cuán inhumanas nos resultan aquellas palabras que en nombre del derecho nos condenan, con necios argumentos insostenibles jurídicamente, negando y desconociendo la historia y tras un afán de quién sabe de qué tipo de revancha. Y en una miserable muestra de ‘inigualable’ valor, la emprenden contra los ex conscriptos: las víctimas olvidadas son nuevamente victimizadas: esta vez por “conveniencia jurídica”...
Señor Presidente, su mandato constitucional está por concluir y un nuevo acto eleccionario está por celebrarse en el país. Tenemos la firme convicción de que Usted no entregará la conducción de los destinos de la Nación a quien le suceda, con una deuda de justicia como la que motiva nuestro reclamo y movilización.
En la certeza de que contamos con vuestro apoyo al justo reclamo que manifestamos, reiteramos el petitorio formulado en los primeros párrafos de la presente, respecto de la agilización del trámite parlamentario del proyecto 3410-D-2006 y su definitiva promulgación.
En la seguridad de contar con su buena voluntad y predisposición al respecto, hacemos propicia la oportunidad para saludar a Ud. con atenta consideración.

P/Agrupación Nacional de Ex Conscriptos y sus Delegaciones Regionales, y Asociaciones de Ex Conscriptos de todo el país:

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