Humor VII

Una pareja de esposos discutía, y el marido dice:
- Es que tu mamá tiene la culpa de todo.
La esposa responde:
- Sí, ya sé que tú no quieres a mi mamá.
- ¿Quién dice que no quiero a tu madre?, si yo la quiero igual que a la cerveza...
La esposa, conocedora de la pasión de su cónyuge por la cerveza, le dice con tono de interrogación:
- ¿Tú quieres a mi mamá igual que a la cerveza?
El esposo le responde:
- Sí, quiero a tu madre como a la cerveza, porque la quiero fría, con la boca abierta y echando espuma...
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-El gasista lo llama a Manolo y le dice:
- Le hablo por el calefón.
- Coño qué bien que se escucha.
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Zoilo llega a caballo al rancho de un vecino y un perro comienza a chumbarlo, viendo que Zoilo no se atreve a bajar del caballo, lo alienta:
- Abájese tranquilo que el perro es caponcito.  
- Es que tengo miedo de que me muerda-dice Zoilo-, no de que me viole.
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Un tipo va caminando por la calle y ve a otro vendado de pies a cabeza en una silla de ruedas. Al observarlo más detenidamente se da cuenta de que se trata de su amigo Julio. Entonces se acerca y le pregunta:
- Pero Julio, ¿qué te pasó?
- No me vas creer. Me subí a un caballito y cuando emprendió la marcha me caí y me quebré varias costillas; intenté ponerme de pie y, mareado como estaba, me atropelló un auto que me rompió una pierna y la cadera. Sentía que el piso se me movía, pero intenté levantarme nuevamente, y en eso me lleva por delante un avión que me pega en la cabeza y rodé hasta quedar encajado debajo de un banco y...
Sospechando que le estaban mandando un bolazo tremendo, el tipo lo interrumpe:
- ¡Eeehhhh, pará, loco, pará...!
- ¡Sí, eso gritaba yo! ¡Paráaa, paráaaa! Pero se cagaba de risa el hijo de puta de la calesita!
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Estaba Adán dando vueltas por el paraíso cuando de repente se le aparece el Señor y, al verlo un tanto aburrido le pregunta:
- ¿Qué te ocurre, Adán, que no te veo muy alegre?
- Es que me siento un poco solo, Señor - le responde.
- ¿Quieres que haga algo por ti? - pregunta el Señor.
- Quisiera tener una compañera, como he visto que tienen todos los animales que has creado...
- Está bien -dijo el Señor- te haré una compañera que será perfecta: una mujer cariñosa, trabajadora, adorable, inteligente, para nada vanidosa, ni caprichosa, ni histérica, ni mentirosa, ni rencorosa, ni egoísta, ni celosa. No será una carga para ti, ni padecerá enfermedades ni dolores. Pero esta vez no será gratis como el paraíso que te he dado.
- ¿Qué va a costarme? -preguntó Adán.
- Te costará un ojo de tu cara, tus dientes, un brazo, una pierna, un riñón y un testículo.
- Es muy alto el precio que me pides, mi Señor -dijo Adán.
- Si no estás dispuesto a ceder tantas partes de tu cuerpo para ser feliz, puedo hacerte algo con menos virtudes, que te costará menos -dijo el Señor. Cuantas menos virtudes me pidas, menos partes de tu cuerpo te quitaré.
- Está bien, -dijo Adán- sacame una costilla y haceme lo que puedas...