Política, Pensión y Votos

Desde que estoy en este tema del reclamo por la Pensión para los Ex Soldados Clases 53 a 59, siempre me lamenté de no haber participado nunca en política, al menos para tener algo de conocimiento que me dé cierta 'cintura política' a la hora de tratar con esa gente.
Pero un hecho acontecido en estos últimos días me enseñó también, que al final de la recta esa 'cintura' hubiese sido al reverendo pedo, si no hay buena fe del otro lado, si no hay palabra.
El hecho al que me refiero es: durante la inauguración del período ordinario de sesiones del Congreso, asistimos a un discurso presidencial de más de una hora y media. Casi al final del mismo, se despachó con la noticia de la derogación de un cuestionado decreto acerca de la utilización de reservas, y su reemplazo por otros dos decretos. Tanto la derogación del primero como la firma de los otros dos, fue un secreto hasta ese momento. Fue un secreto para todos, menos para ella, su marido, y Marcó del Pont, la presidente del Banco Central que ella misma puso.
Mientras nuestra insigne demócrata "entretenía" a 255 diputados (256 menos el Néstor) y a 72 senadores más el Cleto, desde el Banco Central le giraban la mosca a la Rosada, y cuando supo que ya tenía cocinada la transferencia hizo el anuncio, casi al final.
En ese acto, les cambió la bocha y 'se culió' a 328 legisladores, que tienen mil veces más cintura y experiencia política que la que pudiéramos tener cualquiera de nosotros, de haber participado en algo alguna vez. Y no sumo a jueces y demás... jeje!
Si hizo eso con esos tipos -hábiles en lo suyo- imaginen cómo nos va a nosotros: salimos de una reunión, y cuando vamos a la otra, nos 'cambiaron la bocha', o se llevaron el picaporte, o si no... ¡oh sorpresa!... fueron de otra agrupación y cambiaron la bocha ¡?!. ¡Gratis eh! ¡Esos muchachos van gratis! No sean mal pensados...
De igual manera, te cambian la bocha en un proyecto, ¡también gratis, che! De puros generosos que son con los K, que nos han dado tanto! jeje! Síiii: A ellos sí les dan... al resto nos culean. Y encima, tenemos que bancarnos a todos esos que nunca mueven un pelo, pero que te reclaman por no haberles llevado la pensión a la casa, que son los mismos que después van a hacerle circo a las agrupaciones de los mismos punteros que los cagan.
Así las cosas, compañeros, el que crea que un gobierno con esta 'palabra' no nos culea y le va a reconocer algo, o es muy boludo o está muy meloneado por su puntero. La única alternativa de obtener algo, está en los votos. Con los votos, la alternativa nuestra será la disyuntiva de ellos: o nos reconocen, o los desalojamos con los votos.
Dado que son muy pocos los dirigentes en todo el país comprometidos en la tarea de sumar y sumar compañeros que representen votos, no queda otra alternativa que hacerlo por nosotros mismos. Cada compañero, de cada rincón del país, no importa lo que diga su delegado, debe convertirse en una trinchera desde donde se pelee cada voto, con cada compañero, con la familia, con los hijos y hasta con los amigos. Hacia dónde volcaremos esos votos, dependerá de que tengamos o no tengamos la pensión. Es fácil y no hay que ser un erudito para comprender este mecanismo: mirá tu bolsillo y sabrás dónde poner el voto. No esperes a que una semana antes de las elecciones venga yo o cualquier otro y te diga qué votar: vos nada más mirá tu bolsillo antes de entrar al cuarto oscuro, y vas a saber qué hacer.
Esto es responsabilidad de todos y de cada uno, por lo que luego, si fracasa, no habrá dirigentes a quienes culpar, sino a cada uno de nosotros. Acá no alcanza con delegarle la responsabilidad a otro: cada compañero que no convenza a otros de implementar este mecanismo, será artífice de su fracaso y del de todos.
A causa de la desidia de estos políticos de turno en otorgarnos el reconocimiento, nos tocó la circunstancia de tener que aprender a hacer política. Pues bien... lo primero que debemos aprender, es a ser como ellos. A ninguno de ellos les calienta la Patria, ni el país, ni la sociedad, ni nosotros ni un pomo. Lo único que les calienta es la guita y el poder. Y al poder lo quieren porque significa guita, ni más ni menos. Por esa razón votan y piden votos. Todos se enriquecen en muy poco tiempo, no tengo que contárselos yo, ni tampoco son tan boludos como para no haberse enterado.
Si no nos interesa el poder, vamos bien. Un problema menos: sólo tenemos que calentarnos por la guita. Sé que en materia política, muchos tienen su corazoncito en algún lado. A lo largo de sus vidas, siempre han votado con el corazoncito, o pensando en lo que sería mejor para el país. Y siempre los han cagado, no me digan que no: ninguno cumplió con lo que prometió.
Ya es hora de que dejemos de votar con el corazoncito, dejemos de jugar al pendejo idealista y votemos con el bolsillo, como si fuéramos los mejores políticos. Será lo mejor para nosotros y nuestras familias, que es -justamente- el mismo círculo hasta donde se extiende el interés de un político de raza. De la raza de éstos que hay ahora -digo- y que casualmente coincide con el interés de los punteros.
Sé que es duro y no suena bien, pero es la única que nos queda. Si no lo hacemos nosotros -cada uno de nosotros- seguiremos entre el fuego y la sartén, entre políticos y toda esa clase de punteros que en estos años han desvirtuado, descajetado, y desviado todo hacia otros intereses.
Este trabajo hay que empezar a hacerlo ahora, porque cuando llegue el año electoral, será demasiado tarde. No podemos dormirnos, y recuerden una vez más: este trabajo no tiene delegados, no se delega. Los delegados que se sumen y antepongan el interés de todos al interés de su corazoncito o su quintita, bienvenidos.
Como siempre, les continúo sugiriendo que no se presenten espontáneamente a declarar nada: si el Estado no nos reconoce lo que hemos vivido, no puede pretender que declaremos lo que afirma que no hemos vivido.
Cuando dediqué un párrafo al tema del uso de las reservas, quiero aclarar que no estoy manifestando que me opongo al uso de las mismas, sino a LA FORMA de actuar de este gobierno. Ése es un tema muy complejo, y mucho más extenso de tratar, por lo que no constituye una opinión.