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domingo, 25 de enero de 2009

El 'aniquilar', del Decreto 261/75.

Días pasados, un compañero me envió un artículo aparecido unos días antes, el domingo 18 de enero, en el diario "Clarín".
El artículo está basado en un discurso y una carta del entonces Presidente de la Nación, el Teniente General Perón: el discurso pronunciado el 20 de enero de 1974 y dirigido al pueblo de la nación; y la carta, enviada el 22 del mismo mes a las unidades militares de la localidad de Azul: el Regimiento 10 de Caballería Blindada y el Grupo de Artillería Blindada 1, que habían sido objeto de un ataque el día anterior al discurso, el 19 de enero de 1974. Clase 52 bajo bandera.
Hace tiempo que tengo guardados estos documentos, como muchos otros que tampoco publico para no crear confusión, y evitar que muchos compañeros salgan a hablar abiertamente de 'guerra', cuando no es esa la línea en la que estamos trabajando, al menos por ahora y en tanto nos escuchen, atiendan y avancemos en el reclamo.
Cuando comencé a redactar el proyecto de ley, di con estos documentos cuando buscaba el soporte legal que me facultara a incluir a todos los colimbas desde la sanción del decreto 261/75 en adelante, sin ningún tipo de objeciones.
Como todos saben, mucho se ha cuestionado acerca de la redacción de este decreto, y más cuestionada aún fue su posterior interpretación y consiguiente implementación.
La primera vez que los leí, hasta me sentí tentado a arrancar desde la clase 52, incluyéndola en el texto del proyecto. Y a decir verdad, hoy por hoy tengo más sustento legal para incluir a la clase 52 que a los 60 y 61, de los cuales no encuentro nada de documentación fehaciente.
En aquél momento, interpreté esas palabras de Perón como la primer declaración de guerra manifiesta, sólo que, a pesar de llevar su firma, su sello y su impronta de Presidente, no conformaban textos legales (o al menos no lo fueron hasta casi un año después), por lo que desistí de la inclusión citada.
También se ha dicho que los militares le 'arrebataron' este decreto a Isabel Perón y su gabinete, debilitados y sin poder, casi a punta de pistola y redactado 'a su medida y necesidades', para llevar adelante sus planes de... ya sabemos lo que pasó...
Pero en aquel momento, al leer estos documentos de Perón, caí en la cuenta de que la redacción de ese decreto está basada en las palabras que el propio General había pronunciado y redactado casi un año antes, y no era, de ninguna manera, de inspiración y redacción militar.
Hoy, este compañero me manda este artículo, en donde el periodista toma esos documentos y hace un análisis bastante parecido, y si bien él no menciona al decreto 261, está claro que la referencia es al mismo... o a la justificación de los sucesos posteriores, donde ahí ya no coincido.
Pero lo que sí está claro, es que la raíz de ese decreto está en el propio General Perón. Indiscutible.
Fuente: http://www.clarin.com/diario/2009/01/18/elpais/p-01841740.htm

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